Y me digo "la odio". Lo repito mil y una vez. Digo que odio su mirada, sus ojos, su piel y su pelo. Odio como habla, cuando habla y lo que habla. Que también odio sus amigos, mis amigos, nuestros amigos. Odio que cante, que toque la guitarra y el piano y mil y un cosas más. Odio que diga "miau", que crean que tiene un gran corazón, que es buena. También odio su casa, mi casa. Odio todo. Hace rato que vengo diciendo eso. Desde hace meses. Pero siempre hay un pero. Pero cuando la miro me quedo pegada en su mirada, en sus ojos, en su piel y en su pelo largo. Cuando la escucho hablar me encanta como lo dice, en que momento lo dice y lo que dice. Me agradan sus amigos al igual, que mis amigos que también son sus amigos. Me gusta cuando canta, cuando toca la guitarra y el piano y mil y un cosas más. Me produce ternura cuando dice "miau" y también creo que tiene un gran corazón, que es buena. Me gusta su casa, me gusta mi casa (esa parte). En general me gustan varias cosas. Me pasa desde hace rato. Y cuando pienso en eso la comienzo a odiar.
martes, 4 de diciembre de 2012
lunes, 3 de diciembre de 2012
Menú del día.
La siguiente entrada no tiene ningún sentido porque esto no tiene sentido.
Fue una buena noche o eso pensé en la mañana. Hay cosas de las que uno se siente seguro en cierto momento de la vida, del año, del día. Un segundo de seguridad. Eso es lo que quiero. Mi segundo. Hace rato no lo tengo. No lo siento. No siento nada. O quizá en mi estupidez confundo el todo con la nada. Sí. Definitivamente lo confundo. Creo saber todo y no sé nada. Creo sentir nada y siento todo.
Esas ganas que tenía antes de hacer lo indebido vuelven a mi y me resisto porque prometí no volver a hacerlo. Tampoco tengo una gran excusa para hacerlo. Es sólo algo pasajero. Pero ahí están las ganas. Y se lo cuento a la gente porque cuando digo las cosas las siento materializadas. Las siento ahí. Digo eso porque se que cada vez que lo digo menos lo hago. El día en que me decida a hacerlo tendrá que ser con cautela. Silenciosamente. Porque la gente ya sabe. Los importantes saben.
Últimamente es sólo una y media persona la que me ha sacado a flote. El que escucha todas mis estupideces, mis pensamientos, todo. Él me escucha y yo lo escucho. Él es mi flotador. No es mi cable a tierra porque sea lo que sea que me diga no lo hago caso. Soy impulsiva y terca.
Madre no sabe nada y no sé si quiero que sepa. No sé si vale la pena. En estas últimas semanas he hablado con amigas que se lo han dicho a sus madres pero yo no se como funcione con la mía. No sé qué se dice, qué se hace. No sé nada y ese es mi problema.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)